Los SEAT Ibiza y Arona se niegan a bajar los brazos: la marca les da otro empujón con un diseño retocado y un interior más cuidado. Sí, suena a déjà vu porque el SEAT Ibiza y Arona se niegan a morir, y llega un tercer “facelift” para mantenerlos vigentes en sus segmentos.

Qué cambió por fuera
A simple vista hay paragolpes y parrilla hexagonal rediseñados, una firma lumínica Full LED más fina y nuevos diseños de llantas (de 15 a 18"). También aparecen colores más vivos y —en Arona— techo en contraste. No es un “borrón y cuenta nueva”, pero se nota más pulido para 2026.

Lo interesante está adentro
Donde más se siente el lavado de cara es en la cabina: materiales con mejor tacto, tapizados y texturas con mejor pinta, techo negro que suma ambiente y, según versión, asientos tipo bucket. También llegan carga inalámbrica de 15 W con refrigeración y un equipo de audio SEAT Sound con subwoofer y amplificador.

Motores conocidos, promesa de electrificación después
Bajo el capó no hay sorpresas: gasolina entre 80 y 150 CV, con opciones manuales o DSG, y el 1.5 TSI con ACT para ahorrar en baja carga. El plato fuerte de “lo nuevo” llegará más adelante: microhíbridos (MHEV) en 2027 y un León full-hybrid en 2028. O sea, hoy el foco es exprimir lo que ya funcionaba con mejor acabado y equipamiento.

Contexto: por qué ahora
Hay un elefante en la habitación: recordemos que SEAT, como marca, lleva tiempo en un limbo. Se habló de su posible salida a futuro y de cómo eso frenó updates en modelos como el mítico Ateca o mantuvo en vitrina al León de la generación pasada. Con este movimiento, SEAT estira la vida de sus compactos con un ajuste donde más duele al usuario: percepción de calidad y equipamiento útil.
Entonces, ¿vale la pena este “tercer refresh”?
Si esperabas una revolución, no va por ahí. Pero como movida pragmática, tiene sentido: más valor por el dinero, el look justo para 2026 y una cabina que ya no se siente fuera de época. Al final, el SEAT Ibiza y Arona se niegan a morir y esta actualización les da aire para seguir compitiendo hasta que lleguen —si llegan— los trenes motrices electrificados prometidos.



